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Transcurre el mes de Diciembre, allá por
el lejano año de 2008, los fríos del Norte entran con fuerza en la Península Ibérica,
acompañados del viento frío y bajas temperaturas característicos de esta época
del año por esta tranquila y pintoresca Sierra de Madrid … Pero el Amanecer de aquel
día deparaba un regalo especial a los aguerridos habitantes de este Fuerte
Apache …
Al acostarnos, luego de una velada tranquila al calor de la
chimenea con leña de encina, ya por la ventana del salón se dejaba ver una persistente
lluvia con visos de granizo, que a priori no anunciaba ir a mayores; lo cierto y
verdad es que la Madre Naturaleza nos tenía preparada una grata sorpresa:
Una imponente Nevada nos esperaba al levantarnos y dejar el
cobijo de las calentitas mantas nórdicas del campamento familiar.
Al darles el aviso medio dormiditos los chicos saltaron de
la cama corriendo emocionados pegando sus infantiles naricitas a la ventana del
dormitorio, No se lo podían creerrrr ¡!!,
Era increíbleeee ¡!!! … Ya otros años habían disfrutado de la nieve en
casa, pero esta vez la nevada era grande, inmensa …
En pijama con el batín de levantarse salimos al jardín a
tocar la nieve, fría, alegre, con los rayos del sol reflejando en ella,
llenando de radiante luz todo el entorno ... Hubo que recordar nuestro papel de
Padres para volver dentro a desayunar y prepararnos para salir, pero ya
provistos de la adecuada ropa para la nieve.
Los juegos, los muñecos de nieve con nariz de zanahoria,
escoba en mano, bufanda y gorro prestados se suceden uno tras otro, las fotos
para el recuerdo caen sin cesar, cada instante se aprovecha para aventuras y
juegos, incluidas en lugar preferente las batallas con bolas de nieve.
Hasta ese momento no habíamos pensado que la nieve habría
bloqueado la calle, que era imposible sacar el coche del garaje, jeje, Vamos,
Que estábamos aislados!!! … Nuestra casa está en la ladera de una montaña, con
una pendiente pronunciada hasta llegar a la carretera, lo que hace muy difícil
salir en estos casos. De hecho cuando la gente del Tiempo anuncia en los
Telediarios previsión de nieve en la zona, los vecinos dejamos los coches
abajo, aparcados al lado de la carretera.
Felizmente era Sábado, con lo que teníamos por delante todo
el fin de semana para disfrutar a nuestras anchas de este especial regalo.
En casa intentamos estar siempre bien aprovisionados, con lo
que en realidad sólo era necesario bajar al pueblo a por el pan recién salido
del horno y alguna otra cosilla que hiciese falta. Esa faena me la reservé con
entusiasmo, bien preparado con las botas, cazadora, pantalón térmico y mochila
al hombro partí rumbo al cercano pueblo, disfrutando del paisaje y ese aire
puro, limpio y frío que te rodea.
Llegado al pueblo entramos donde Paco, su restaurante Parra
junto con el de Félix, La Jara, son puntos de encuentro grato y cercano desde
siempre. Un buen vino tinto de Ribera del Duero junto con unos deliciosos torreznillos
caseros acompañan la tertulia y comentarios de la nevada caída entre los
parroquianos del lugar.
Todo el pueblo está en calma, como si el Tiempo que marca el
antiguo reloj de la plaza se hubiese detenido; las espigadas cigüeñas, que
permanecen hace pocos años en invierno en lo alto de la torre de la Iglesia se
preguntan extrañadas porqué esta vez no decidieron emigrar con sus colegas al
Sur, hacia tierras más cálidas.
La vista del Castillo de Manzanares el Real es imponente,
merece detenerse para imaginar cómo serían las nevadas de aquellos lejanos años
de la época medieval de los Reyes de España, sin los adelantos que Hoy tenemos
a nuestro alcance, jeje, igual hasta era mejor y se vivían con más intensidad.
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En otro momento con tu venia compartiremos algún pasaje invernal
navideño vivido con toda la familia de María José, padres, hermanos, sobrinos,
al calor de la chimenea.
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Si me lo permites mejor volvamos al tiempo presente del
relato, que ya el fin de semana ha transcurrido, la nieve remite y despunta el
Alba, son las siete de la mañana del lunes; el trabajo, las clases y la vida
cotidiana empiezan, los atascos y el agitado trajinar de la Gran Ciudad nos
esperan; Aquí nos tienes, la familia toda vamos saliendo de casa, vestidos “de
ciudad”, con traje y corbata, pero con las botas de nieve camino del coche,
aparcado al lado del camino que nos lleva a Madrid.
Momentos sencillos que dejan tras de sí recuerdos
especiales, más aún en los chicos; espero y deseo de corazón que el día de
mañana estas anécdotas formen parte especial de su personal Baúl de Recuerdos en
Familia.
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Que tengas un Buen Día, y una Mejor Semana, recibe un afectuoso abrazo de este aspirante
a experto Montañero de las Nieves,
CARLOS LOZANO.
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una abrazo tocayo, aca en Bogota el clima esta templado, salio el sol y como ves usando pantalon corto en Diciembre, estuve con mi hermanita en Washington , pero me tuve que escapar del frrrrio.
ResponderEliminarDa envidia el ambiente que describes con todo la familia que habéis creado María y tú. Es impresionante ver como van cambiando los niños. Parece que fue ayer cuando conocí a Rodri en su sillita. Buena semana y mucho trabajo. Con cariño. M.Carmen
ResponderEliminarQUE BONITA FAMILIA.... Por aca ya comenzaron los dias de calor que invitan a escaparse a la playa a gozar de los primeros rayos de sol.
ResponderEliminarTe contare Carlitos que Meg esta embarazada y esperamos un chavalillo para febrero.
Saludos a la familia,
Fernando
Hola Carlos que agradable leer tus relatos famliares , eso es vivir la vida, sentir la experiencia a plenitud y captar todos los matices de ella. Preciosa vistas desde tu casa y lo mas hermoso es que ese paisaje cambia a medida que pasan las temporadas del ano. Un fuerte abrazo !
ResponderEliminarVeronica