Al caer la tarde llega el momento
de nuestra esperada caminata por la Sierra de Madrid. Antes de atravesar el puente que une el pueblo con
el Lago de Santillana me encuentro con Doña Clementina y su Familia, pastando
tranquilamente, mientras sus terneros recién nacidos corren de un lado a otro, con la libertad
de quien se siente protegido por su madre.
Nos saludamos con un afectuoso Muuuu recíproco, y luego de una breve charla continúo mi camino. Ese paso tranquilo cuando vas de
paseo acelera su ritmo, para convertirse en sano deporte, con pasos largos, “sin
prisa pero sin pausa”...