sábado, 2 de junio de 2018

Doña Clementina y Familia.

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Al caer la tarde llega el momento de nuestra esperada caminata por la Sierra de Madrid. Antes de atravesar el puente que une el pueblo con el Lago de Santillana me encuentro con Doña Clementina y su Familia, pastando tranquilamente, mientras sus terneros recién nacidos corren de un lado a otro, con la libertad de quien se siente protegido por su madre.




Nos saludamos con un afectuoso Muuuu recíproco, y luego de una breve charla continúo mi camino. Ese paso tranquilo cuando vas de paseo acelera su ritmo, para convertirse en sano deporte, con pasos largos, “sin prisa pero sin pausa”...



Reconozco que la experiencia de subir a la montaña, vivida hace unos días con nuestro buen amigo Lucho, montañero experto curtido en mil rutas, y antes que ello, entrañable compañero de colegio de aquella infancia en nuestro querido Barranco, en Lima, me ha descubierto una afición que espero disfrutar y aprender. De esa experiencia espero pronto escribirte con detalle.

Lo de ser Montañero, dicen quienes saben, que es un Estilo de Vida, sana y con muchos momentos para la meditación, al encontrarte en contacto cercano con la Naturaleza. Cuando consigues el objetivo te sientes bien contigo mismo, no por batir ningún record, sino por lo que has experimentado.




En esa subida a la montaña disfruté al poder saludar a alguna majestuosa águila, inquietas cabras del monte nos observaban desde lejos … pero mejor, de eso, por lo especial que fue, si me lo permites te escribiré prontito.

Ahora quería comentarte, pensando si esta afición despierta tu interés: Yo llevaba tiempo, mucho tiempo, sin hacer deporte continuo. Por eso estas caminatas son importantes, de una hora, hora y media, en llano, para ir cogiendo ritmo y fondo, lo cual es vital a la hora de ascender por los sinuosos caminos de la ruta elegida.

Esta tarde he recorrido de nuevo el Camino de San Muriel, cerca de casa, al otro lado del Lago de Santillana; cada día que puedo hacerlo intento elegir una ruta distinta, eso motiva y anima.




En confidencia, espero poder compartir esta afición con nuestros queridos hijos, Carlos y Rodrigo, jeje, claro, si sus múltiples ocupaciones se lo permiten.

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Sin quererlo, estas salidas al campo me han hecho recordar aquellos cercanos domingos con mis hermanos, cuando nuestros papás nos llevaban a Chosica, de lo cual creo te he contado en una misiva anterior.




Bueno, mi recordado amigo, era sólo eso, comentar contigo estas sencillas y gratas experiencias que estoy viviendo.


Por cierto, el martes me toca ir a comprar unas botas de montaña, mis queridos zapatones cayeron el otro día en la batalla, jeje, y sólo tenían quince años, es que ya no hacen los zapatos como antes!!


Me despido, recibe un afectuoso abrazo de este desgarbado Aprendiz de Montañero, Escritor y Cocinero.

Carlos Lozano.
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