jueves, 23 de abril de 2020

En el horizonte se anuncian viajes.


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Como aquellos curtidos Piratas que veíamos de pequeños en la tele después del cole, Hoy siento que voy navegando poquito a poco, con viento a favor, siguiendo la ruta trazada en aquel descolorido mapa, con la certeza que vamos hacia buen puerto...



                           
Recibí hace un tiempo este tranquilo consejo de un buen amigo, con sus canas y andar pausado, y ahora te lo he querido hacer llegar a ti, "Basta ya Grumete de querer comerte el Mundo, igual que a mí hace unos años, más pronto que tarde te va llegando el momento de dejar eso para aquellos que vienen con fuerza detrás, nuestros Hijos".


Vivíamos cerca, al ladito del colegio.


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Nuestras mamás solían salir a dar el paseo por la tarde, conforme bajaba el intenso calor de enero, pleno verano en Lima, a la Tía Elena y a Mamá Toyita les gustaba ir paseando hasta el malecón, desde donde se veía el mar, otros días elegían ir hasta el Parque de Barranco, o a la Lagunita, en Armendáriz...



Eso sí, ambas recorrían el camino con paso tranquilo y descanso cada dos por tres, porque nosotros íbamos con ellas, jeje, sí, estábamos a pocas semanas de nacer.


Aquella técnica del ensayo - error

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Ya con dieciocho años andábamos por las calles y rincones de nuestra querida Lima, pateando latas, en busca de aventuras, líos y chicas guapas. Teníamos todo lo que hacía falta, menos coche y dinero, jaja, pero eso nos lo tomábamos simplemente como una circunstancia.



Nos pasaba aquello que escuché por ahí hace poco en un vídeo de WhatsApp, lo de “Verbo mata Galán”, lo que nos faltaba (siiii, ser guapo, coche y dinero), dicen que como varios de nuestros amigos lo suplíamos con labia, don de gentes, un carácter divertido, buen baile, un cierto Estilo y simpatía.