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Las últimas hojas del calendario
que todos tenemos colgado en la cocina de casa, y los días que las acompañan, los he dedicado con calma, “reunido conmigo” al lado de la chimenea, a revisar lo
que hice bien, lo que no, y decidir lo que voy a hacer a partir de las doce campanadas
de este 2016 que empezamos …
Siendo sincero el resultado me ha motivado, y me ha animado a escribirte estas breves líneas, por si te pudiesen valer …
El año que hemos dejado atrás me ha resultado duro, con alegrías, sí, pero lleno de altibajos, avanzando con esfuerzo excesivo y desgaste anímico. Otros sentirán que ha sido un año excelente, ése no es mi caso. No ha sido una de las mejores cosechas de nuestro añejo viñedo.
Frente a ello tenía dos opciones, quejarme del resultado, buscar culpables, o revisar lo vivido, para afinar y corregir el rumbo de nuestro barco pirata. Y me he encaminado por la segunda.
Hasta ahora he tenido demasiado presentes los grandes objetivos; y te ocurrirá, cuando ves que no llegan te desanima, te agobian como pesados bultos cargados sobre la espalda. Descuidas las pequeñas metas, y no disfrutas de ellas cuando las consigues.
Ese es el primero y tal vez más importante de los cambios que he decidido y he puesto en práctica a partir de las campanadas. Debo tener presentes las grandes metas, en lo personal, familiar y profesional, pero no debo permitir que me agobien.
Debo valorar lo que de verdad es importante en mi vida, y diferenciarlo de lo urgente. Tener tolerancia, querer a las personas como son, entenderlas, y apreciar sus virtudes.
Debo valorar lo que de verdad es importante en mi vida, y diferenciarlo de lo urgente. Tener tolerancia, querer a las personas como son, entenderlas, y apreciar sus virtudes.
Agradezco de corazón los valiosos consejos recibidos, en especial los de una querida amiga y de un gran amigo, que al leer estas líneas se reconocerán de inmediato.
Debo retomar aquella forma de ser que fue mi fiel compañera hace ya muchos años, al inicio del Camino, cuando no tenía nada, cuando sólo tenía mi vieja mochila y mis ganas de viajar:
VIVIR EL DÍA A DÍA.
Mantendré una agenda en el pensamiento con pequeñas metas diarias, sencillas, en el trabajo, con mi familia, con la gente, compartir, evitar discusiones o enfrentamientos, aparcar viejos rencores, aportar en lo práctico y en lo emotivo.
Al llegar el final del día, intentaré salir a caminar un ratito, dar un paseo y repasar lo que he vivido HOY. Si el balance ha sido bueno, cerramos el kiosko y, como decían aquellos dibujos infantiles que recordarás nos echaban en la tele, Hasta Mañana, sin pensar en más, a dormir y reponer fuerzas con una ligera sonrisa de tranquilidad, para empezar Bien el nuevo día.
Por supuesto todo debo hacerlo teniendo claras las metas y objetivos que me he fijado para este año, e ir encaminado hacia ellos. Pero sin permitir que me desborden ni agobien.
Quiero estar bien, adoro a mi Familia, estoy orgulloso de Carlos y Rodrigo, nuestros Hijos, quiero que ellos y María José estén bien, compartir alegrías, con ellos, con mi mamita linda, con mis hermanos y familia, con mis amigos.
………………………..
Tal vez me dirás que es un cambio sutil, cierto, es sólo afinar el rumbo. Llevo recorridos de esta manera los primeros días del año, y sinceramente me siento bien, he conseguido decirme en cada paseo,
Hoy ha sido un buen Día.
Estas líneas las necesitaba
escribir, para que me recuerden lo que debo hacer, es sábado por la tarde, al
calor de la chimenea, compartiendo buen café recién hecho con Joaquín Sabina y con
El Último de la Fila, los de “un arrocito en Castellón”, los recuerdas?
Confío esta breve misiva que te ha
entregado hace un ratito nuestro imaginario Cartero del barrio te pueda valer, por
eso he querido compartir contigo estas sencillas experiencias.
Que tengas un Buen Día, recibe un
afectuoso abrazo.
CARLOS LOZANO.
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