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En estos días canallas que estamos viviendo, encuentro refugio y fuerzas trayendo al presente momentos vividos que dejaron huella, algunos tal vez lejanos, otros más recientes...
El amor que ellos se tuvieron fue el mejor ejemplo para todos nosotros.
Don Vidal Cuba y doña Yolanda Rimassa, nuestros queridos abuelitos, son la base de una querida y gran familia, que seguimos hoy unidos y cercanos gracias a lo que con dedicación y cariño nos supieron transmitir desde niños.
Ruperto, Vidal, Toyita, Coca, Rolando y Gladys, seis hijos a quienes brindaron todo su cariño, esfuerzo y dedicación... Esos juguetones chiquillos crecieron, se fueron casando, formaron familia, allí aparecimos en escena nosotros, sus nietos, que pasito a paso fuimos llenando los domingos de risas, carreras, gritos y juegos su casita de Chorrillos, luego la de El Palmar.
Vivieron en sus inicios una tierna historia de amor, de esas que vemos en las películas, con fuga de dos jóvenes enamorados, me la contó Mamá Toyita, y espero compartirla contigo.
Esta instantánea la rescató nuestra tía Gladys de su particular baúl de los recuerdos, sin darse cuenta que en ella aparecía este despistado nieto al fondo, acompañándolos junto con todos en su precioso y elegante baile de un clásico vals criollo.
Mucho de lo bueno que puedas rescatar de nosotros tiene su origen en ellos, Mamama Yolanda y Papapa Vidal... Lo menos bueno ya es cosecha propia.
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Relato escrito allá por Abril 2020, inicio de la pandemia del Covid.
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