Mamita, para merendar quiero un helado de fresa.

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Fue ver la foto como al descuido y sentir que de pronto viajaba en el tiempo, a esos cercanos años de niño en nuestra casita de Barranco...

- Mamita, para merendar quiero un helado de fresa con naranja, de esos que nos haces siempre.

- Bueno Carlitos, si te portas bien se los preparo para cuando regresen del colegio.

Siendo seis traviesos en la banda, papá y mamá tenían casi que hacer milagros para tenernos contentos, Mamá Toyita se desvivía cuidando de nosotros, y se daba tiempo para prepararnos postres, tartas y todo eso que a sus queridos hijos les gustaba. Papá Carlitos trabajaba incluso hasta los sábados por la mañana en asesoría externa a empresas para sacar adelante a la familia.

Luego de irnos al colegio mamá se iba a la Avenida El Sol, cerca de casa, en el parquecito de la avenida estaba el puesto de Bartolo, el frutero del barrio, con su carretilla grande, siempre llena de frutas frescas de estación, melocotones, sandías, manzanas, fresas, naranjas... 

Cuando llegamos del colegio era darle un beso a Mamá y salir corriendo a la cocina, para abrir la nevera, y ver esos deliciosos y fresquitos helados de fresa que nos esperaban para la hora de la merienda.

Pero antes de sacarlos teníamos que terminar con todo lo que nos había preparado para merendar, incluido el bocadillo de queso y la manzana, el premio estaba por llegar.

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Hace un ratito conversé con Mamá Toyita, y me confesó su secreto, que lo comparto contigo: en la batidora, junto con la fruta agregaba leche, azúcar ... y un chorrito de limón.

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Siendo sincero fue ver esta foto y sentir que regresaba en el tiempo, recordando el sabor de esos helados, viajando a esa tarde de niño después del colegio.

Con esos sencillos momentos éramos felices, y no lo sabíamos.