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Escribo estas breves líneas al cobijo de una tranquila tarde
de inicio de Noviembre, frío Otoño tardío por la Sierra de Madrid, acompañado
de persistente lluvia, esperando que algún cercano día podamos compartir anécdotas
contigo en una relajada charla, sin prisas, tal vez al lado de la chimenea, con un buen
café, un ron Santa Teresa venezolano, o un añejo vinito de Ribera del Duero, ya me dirás.
A la fecha de esta instantánea, hace nada, nuestro heredero
mayor Carlos Ignacio celebraba sus primeros cinco añitos, el menor don Rodrigo,
en mis brazos, acababa de nacer hacía escasos meses, a mediados de Abril...
Siempre lo tuvimos claro con María José, lo más importante
que había ocurrido en nuestras vidas eran y son ellos, Nuestros Hijos. Por los
chicos lo daremos todo, Hoy y Siempre, lo que nos suceda gira y girará
alrededor de ellos, de su Presente y su Futuro, hasta que estén preparados para
la Vida.
Cierto es que Dios concedió la Gracia de poner en nuestras
manos y hacernos responsables de dos inocentes criaturas, para cuidar, querer y
acompañarles en su Camino.
………………….
Me trae al presente un recuerdo curioso ver ese reloj que llevo en la foto, regalo de un buen amigo de aquellos años, motivo de una ahora simpática historia que ya te contaré, que me llevó a un viaje de trabajo a Panamá, ese reloj lo lleva ahora nuestro querido Carlos en ocasiones.
Anécdotas la verdad hemos vivido mil y una, como seguro habrás
vivido tú, bien como padre o como hijo … Desde ver al mayor don Carlos, con escasos
siete añitos, sorprendernos manteniendo una centrada y tranquila charla con
varias personas mayores a su alrededor, hasta
al menor Rodrigo, cariñoso como nadie, con su espíritu rebelde, teniendo que
perseguirlo, sin querer escucharnos, a toda pastilla a bordo de su mini moto por
el parque en una aventajada fuga de talentos, jeje, con sinceras ganas paternas
de estrangularlo en cuanto lo pille. En el tiempo incluiré en este breve relato
otras anécdotas que hemos vivido, te lo prometo.
En este Sendero que hemos recorrido se han dado situaciones,
muchas buenas, otras menos, pero al final, si te detienes un momento, y
reconoces que el esfuerzo, los desvelos, alegrías y angustias retornan como un
bumerang, con creces, vale por mil lo vivido …
Lo digo hoy, viendo, a uno, el mayor, en sus veinte primaveras a mitad de
carrera de Derecho y ADE, y el menor en sus quince años pensando sin prisas en su futuro, …
……………………………
Hoy es sábado de un lluvioso Otoño, María José se
ha dado una escapada con su hermana Begoña para ir al cine por la tarde, me
gusta, por lo que han hecho, y porque de siempre me cae bien mi cuñada Bego,
jeje, cosa rara en este mundo de hoy cierto?
Eso me ha gustado, igual que me ha hecho sentir bien, aunque
con esfuerzo, levantarme prontito para bajar a Madrid y llevar a Rodrigo a su entrenamiento de
fútbol por la mañana, tal como hacía en su tiempo con su hermano, bien, volvió agotado y
satisfecho, … y luego a la noche, eligiendo con él la cena de sábado, patatas
con baicon y queso, chistorra, espárragos trigueros, tomate a la andaluza, cenando
juntos, comentando anécdotas que viví con mis hermanos, jeje, adivina quien
preparó todo en los fogones del Fuerte Apache, honra reconocer que él puso la
mesa, sí, sí, ya cambiarán los papeles …
No sé si esto que te escribo lo percibas como algo especial,
reconozco que para mí sí lo es ... Gracias, mil veces Gracias, por tener dos
Hijos buenos, nobles, por sentirnos orgullosos de ellos, por cómo son, por la
confianza de que llegarán a ser gente de bien en la Vida.
………………………..
Te confieso que hoy tenía ganas de escribir, quizás algo de la niñez, del barrio, del colegio, pero por una tranquila charla ayer viernes con un buen amigo, José Ramón, y al contarme Rodrigo ilusionado, antes de cenar, sobre la mascota que quiere tener a su lado para cuando nos volvamos a vivir al centro de Madrid, no sé porque me animó a cambiar, y escribirte estas líneas.
Confío sientas este sencillo relato cercano a lo que tú has vivido, como padre o como hijo, que te traiga buenos recuerdos propios. Recibe un cercano abrazo de este permanente inexperto aprendiz de Padre,
CARLOS LOZANO.
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