sábado, 11 de febrero de 2017

Llegamos a Huampaní, llegamos a Huampaní !!

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Recuerdo este domingo con tintes nítidos y en colores, es curioso, a veces no me acuerdo lo que hice el martes de la semana pasada, seguro te ocurre igual. Aquí nos tienes, un domingo de primavera limeña, en Chosica, cuando empezaba a tomar forma el Regatas de La Cantuta, con Marielita casi recién nacida, y nuestro ilustre Martín aún por llegar...
 

 
Corría la segunda mitad de los agitados años sesenta, alegres épocas de colegio, juegos en el patio, cumpleaños en casa con torta, globos, piñata, tareas escolares por la tarde, la Primera Comunión aún por hacer, y toda una vida por delante …



Siendo Familia numerosa nuestros queridos papás hacían auténticos malabares para conseguir llegar a fin de mes, pero siempre que se podía, las escapadas dominicales rumbo al sol en la Sierra eran sagradas, muchas con los abuelitos, unas veces tocaba el Regatas en Chosica, otras a Huampaní, en Chaclacayo.

Un clásico de los sábados por la mañana de aquellos años eran los campeonatos de fútbol en el Colegio, donde los padres lo pasaban bien y mal, con los nervios a flor de piel al borde del campo, perdiendo a veces incluso los papeles con el despistado árbitro de turno, que osaba anular un gol a nuestro equipo.


 
 
Hoy toca madrugar, es domingo, en nuestra casita de la calle Fidelli, en Barranco; mamá entra en nuestra habitación, con cariño nos va despertando uno a uno; aún medio dormiditos vamos en fila india a la cocina, a desayunar, leche con Nescao y galletas de las que nos gustan, de allí volando a lavarnos la cara y los dientes, para luego vestirnos y coger nuestros patines, el balón de fútbol, la cometa, o lo que encontramos al paso. Papá Carlitos ya está en la puerta con aquella recordada camioneta Morris; Todos adentro, salimos que se hace tarde. Desde casa en Barranco llegamos a la Carretera Central, la mitad seguimos dormidos ... conforme avanzamos el cielo se va despejando, hasta que aparece el sol.

De pronto Mamá Toyita se gira y nos hace una seña, todos miramos, a una empezamos ese recordado estribillo, “Llegamos a Huampaní, llegamos a Huampaní ¡!!”.

Me recuerda mi querida hermana Patty, la mayor de las mujeres: "Cuando pasábamos por Huampaní veíamos la caída de agua de la hidroeléctrica, comenzaba el estribillo, parábamos en la panadería del pueblo, por empanadas, pan recién hecho, chocolates y Frunas". Será por eso que en la foto de Familia del principio Patty está más concentrada en abrir y saborear su chocolate Sublime, jeje, y por eso no miraba a la cámara.

Casi no le damos a papá tiempo ni para aparcar, saltamos del coche con nuestros tesoros en forma de juguetes. Buscamos una mesa libre en el prado, a la sombra de un viejo árbol. Instalamos allí todo, Mamá ha preparado un rico almuerzo, con tarta helada de piña para el postre. La verdad nunca sabré cómo podíamos caber todos dentro del coche, con sillas plegables, sombrilla, abuelitos, patines, balón, nevera y tarta incluida.
 

 
Las carreras y los juegos van y vienen sin parar. Luego almuerzo y a seguir. Al caer la tarde terminamos agotados, y medio dormidos con el traqueteo del coche hacemos carretera de regreso rumbo a Lima, con el sol reflejado en nuestras mejillas, y un tenue gesto de sonrisa.
 
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Siendo sincero espero de corazón que mañana nuestros hijos Carlos y Rodrigo recuerden con la misma nostalgia y alegría los momentos vividos, los viajes, los veranos en Alcocéber, y todo lo que junto a María José, con afecto pudimos brindarles.
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Casi sin darnos cuenta aquí estamos, hoy, con parte de esa vida ya recorrida, llena de buenos momentos, y de los otros, mil recuerdos y experiencias guardados en nuestra vieja mochila, consciente de los aciertos y errores cometidos, viendo con tímida ilusión todo eso que la Vida nos quiera deparar.
Te envío estas breves líneas una lluviosa tarde de sábado, a principios de Febrero, desde nuestro refugio, en la sierra de Madrid. Escribo para no olvidar, al encontrar en el baúl esta primera foto he intentado revivir esos momentos, y evitar que tal vez un día, nuestra frágil memoria pueda dejar caer estos recuerdos a la vera del camino. Ver de nuevo una añeja foto tiene un agradable desenlace, nos brinda un regalo, nos trae al Presente momentos, lugares, personas, sentimientos, y muchas veces alegrías.
Mi buen amigo, seguro tienes recuerdos similares, sencillos y cercanos, busquemos un momento para quedar, contarnos nuestras batallas, tomarnos un café o un vino, sinceramente me alegrará.
Recibe un afectuoso abrazo.
CARLOS LOZANO.

1 comentario:

  1. buena historia tocayo, todo es similar. nosotrosotros saliamos con los primos y entrabamos dos en el hueco de los vochitos. creo que eramos 7 primos y dos adultos o mas

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