viernes, 4 de diciembre de 2020

Cusco dando saltitos en el borde de la taza del café

 .

Ha pasado ya mucha agua bajo el puente desde aquella última vez.




Esta mañana de sábado, principios de septiembre, sol radiante, diez de la madrugada, medio dormido aún, después de una grata y movida noche madrileña entre amigos al ritmo de bachata, recordaba lugares donde quiero volver.

Lo pensaba mientras preparo el desayuno, café recién hecho, en la cafetera italiana, esa de toda la vida, tostadas y huevitos revueltos con unas lonchas de jamón que encontré en la nevera.

De pronto algo llama mi atención, escucho voces... Es Cusco, que dando saltitos en el borde de la taza del café agitaba los brazos con mirada inquieta, haciéndose notar.


Transcurre el día, pero me quedo con ganas e ilusión de empezar a hacer planes, más pronto que tarde poder compartir charla y tranquilo café al atardecer en aquella señorial Plaza de Armas de Cusco...

Volveré a recorrer sus callejuelas, con garúa en el frío de la madrugada, mochila a la espalda rumbo a la estación del tren, para partir a hacer de nuevo el Camino Inca.

Tengo el compromiso de darnos un sentido abrazo con nuestro buen amigo don Fernando, recorrer con él su aventura, sus viñedos, hacer "experta cata" de esos cuidados vinos, con cepas de uva cosechada al sol en tierras del Valle de Curahuasi, a escasas dos horas de Cusco.

Nuestra vieja mochila con una insinuante mirada sonríe, me dice muy quedo al oído que está lista... esperando ese íntimo momento.
.......................

Si tuvieses parecidas intenciones dime, igual quedamos, en alguna tasca subiendo la calle Procuradores, o en ese banco de madera en la plaza, el que está al lado de la Catedral.

Si has vivido Cusco no hace falta decirte nada más, o sí?.

Que tengas un Buen día, espero estés bien, hablemos, cuando quieras, recibe el abrazo de este por siempre inmaduro amigo,

Vaaale, jeje, si, te prometo que algún día empezaré a madurar !

No hay comentarios:

Publicar un comentario