viernes, 2 de marzo de 2012

En el Bosque como Pedro el Leñador ...

.
Llegaban a su fin las fiestas de Navidad y Año Nuevo, días en que compartimos momentos familiares, carreras por las compras de última hora, preparación de comidas y cenas, reuniones con los amigos, y mas y masss, es curioso, parece que el Fin del Mundo estuviese por llegar, jeje, queremos hacer todo antes de que termine el año.

Hasta hace pocos años nuestra vida siempre tran
scurrió en ciudades grandes, aquella Querida Lima de nuestra infancia y juventud, algunas temporadas en el Miami de los colores pastel, frenético y comercial, luego a los veintimuchos años dimos el salto a este lado del Atlántico donde España nos acogió, gratos años vividos en Valencia a orillas del Mediterráneo, para finalmente volver y recalar en Madrid, esta hermosa ciudad mezcla de lo clásico y lo moderno ...




Pero el destino, ese compañero voluble e impredecible, (O Cruel y Canalla como canta el bueno de Joaquín Sabina), ese destino que nos lleva por distintos caminos nos trajo un buen día a Manzanares El Real, un pueblecito, el más hermoso de la Sierra de Madrid, a solo media hora de la Gran Urbe, a orillas del Lago de Santillana, con su imponente Castillo medieval y las montañas nevadas de la Pedriza protegiéndole de los vientos fríos del Norte. Aquí decidimos echar raíces, construir nuestra casa, y aquí vivimos nuestro presente.

Aquí sientes que el tiempo se detiene, no hay prisa, todo es tranquilo, eso me seduce, me compensa las prisas, carreras y tensiones de nuestro trabajo diario en Madrid.

...................


Uhmm, me parece mi buen@ amig@ que mejor me centro en la historia que quería contarte, pues sino esta charla de café entre amigos jeje, va a parecer más una visita al psiquiatra …

El corazón de nuestra casa está en el salón, donde nos reunimos la familia muchas tardes de invierno alrededor de la chimenea de leña. Como todo pueblo de la Sierra aquí las tormentas son intensas, cuando caen los rayos caen de verdad. Es así que en un prado cercano a casa de Carmen y Juan, buenos amigos de mis suegros, una de esas tormentas de relámpagos y viento le ganó la batalla a un olivo centenario, un pino maduro y un álamo negro. Juan llevaba tiempo diciéndonos de aprovechar esa buena madera, y así fue que estos días de Diciembre fueron los elegidos …

Como Pedro el Leñador, bien equipados de hachas, sierra eléctrica, guantes y ropa para el frío varias tardes nos dimos a la tarea de cortar y preparar toda esa leña. La faena ha sido ardua, dura, pero soy sincero, las tardes compartidas con Juan y mi suegro Wenceslao, las mil y una anécdotas que contaban de su juventud y la satisfacción al final de cada tarde compensan todo ese esfuerzo.

Estas líneas las escribo en la tranquilidad de la medianoche, con música de los setentas de fondo, al lado de la chimenea, con ese intenso aroma a leña de olivo viejo, al color rojizo de las llamas y el calor que irradia … Me viene a la memoria pensar que, si queremos y nos lo proponemos, los momentos más sencillos pueden tener sabor, aroma y color …

Estamos viviendo el inicio de un nuevo año, quienes saben más por viejo que por diablo ya lo dicen, VIVAMOS EL DÍA A DÍA, “Demos valor a esos momentos que muchas veces pasan desapercibidos, que al reparar en ellos nos brindan buenas sensaciones y pequeñas alegrías”.

Que tengas un Buen Día, y sea el inicio de un Buen Año que ahora emprendemos juntos.
Recibe un afectuoso abrazo.

CARLOS LOZANO.

Diciembre 2.011 - Enero 2.012.
.

1 comentario:

  1. Que bueno era llegar todos los días de las vacaciones de Navidad de los chicos y con mis papas en casa tener la rica comidita de mama esperándonos en la mesa, después de terminar de comer se oía a mi papa decir, "vamos Carlos apura ese café que nos espera la leña que hoy tenemos que traer" y así cada tarde los dos se iban a buscar a Juan para seguir con su tarea.
    M.J.L.

    ResponderEliminar