Crónica de un Viaje por Europa 2: Como Vemos la Vida por la Ventanilla de un Tren ...

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Estas líneas fueron el rastro de tinta dejado por las últimas horas de un año que se fue, y me permites compartir ahora contigo ...
 

Caía poco a poco aquella calurosa tarde de verano en medio de un pinar frondoso y tranquilo de la campiña francesa, a lo lejos se dejaba oír el rítmico soniquete del traqueteo de un tren acercándose al siguiente pequeño pueblecito, tranquilo y medio dormido. Eran los finales de los años ochentas, en ese tren íbamos nosotros con destino París, con veintipocos años, apertrechados de pesadas mochilas y nuestras barbas de tres días.

Matábamos el tiempo charlando con quien se nos ponía a tiro … jeje, de ser posible mejor si era agradable y con nombre de mujer….. En esas andábamos cuando recordé algo que una vez leí acerca de probar a hacer en un tren, pero que nunca había puesto en práctica ….. Ahhhhh, es que de verdad, no es eso que estás pensando, jeje, aunque en realidad ganas no faltaban ….

 





Contaba aquel escritor, cuyo ilustre nombre ahora mismo no recuerdo, que “La vida era como viajar en un tren”, y depende de cómo te ubicas en ella …. Si te sientas de cara a la dirección del tren verás por la ventanilla venir los paisajes con calma, poco a poco, y los irás disfrutando, …. Por el contrario, si te sientas en contra de la dirección donde va verás que los paisajes pasan ante ti rápido, sin poder apreciarlos, igual como ves los postes a la vera de la vía, que pasan rápido y sin darte tiempo ni a poder contarlos.

Decía con criterio aquel amigo respecto de la Vida que, de nosotros depende, y de nadie más decidir cómo queremos que sea .... Si estás de cara a ella, si intentas ser positivo, si permites que las cosas ocurran, que te sorprendan, que vengan hacia ti podrás disfrutar de ella, de lo que ves, de lo que vives y sientes …. Por el contrario, si le das la espalda y te recluyes en tu pequeña burbuja te perderás momentos especiales que con seguridad hubiesen valido la pena ser vividos.

 

 

Desde aquella vez, cuando vamos camino del día 31 y apuramos sus últimas horas siempre, junto con un pequeño e importante balance personal de lo que fueron estos doce meses, me tomo un momento para recordar esta anécdota, para proponerme empezar el Nuevo Año sentado en la dirección del tren, mirando hacia adelante, hacia donde va. Me pareció positivo y por eso me he permitido compartirlo contigo.

Al final va a terminar por ser cierto lo que dicen los Antiguos de esta ilustre comarca, Solo se vive una vez, y es Ahora.

Que este nuevo año que hemos iniciado sea para ti bueno, lleno de gratos momentos, no sólo buscando grandes objetivos, más bien para intentar vivirlo día a día, sembrado de afectos y sencillas alegrías compartidas, es lo que me he propuesto para mi Familia, y juro por lo más sagrado que voy a luchar con todas mis fuerzas por ello,

Que se realicen tus mejores proyectos, recibe un afectuoso abrazo de este buen amigo.

CARLOS LOZANO.